domingo, abril 29, 2018

[Artículo] La historia de WildStorm (1)

1991. El origen de WildStorm se remonta a los tiempos en que varios autores empezaron a trabajar juntos en un estudio. Homage no era una editorial, no era una línea de cómics... era el nombre que Whilce Portaccio (Uncanny X-Men) y Scott Williams dieron a su pequeño equipo de creativos, al cual se unieron tiempo después Jim Lee (X-Men) y Joe Chiodo. Empezaron humildemente en un loft que Williams tenía en San Diego, si bien con el paso del tiempo se trasladaron a varios locales. Bajo el mismo techo, estos autores se encargaban de varios cómics de Marvel como X-Men Uncanny X-Men, en los que se pueden encontrar referencias a este este estudio. Marc Silvestri (Wolverine) se unió también al equipo, siendo entonces cuando Homage se trasladó a una verdadera oficina.

Mientras tanto, Rob Liefeld (New Mutants, X-Force), disconforme con no tener derecho sobre sus creaciones en Marvel, había negociado con Malibu Comics el lanzamiento de una serie propia, la cual llegó a ser anunciada en la revista Comics Buyer's Guide. No se sabe con certeza el título, pero al parecer utilizaba la letra x, que generalmente se asocia a las series de X-Men, y que podía molestar a Marvel. El californiano habló de sus planes con Todd McFarlane (Spider-man), quien también estaba disgustado con Marvel por varios motivos: las fechas de entrega, la libertad creativa... y, sobre todo, el dinero. McFarlane empezó a ver sus dibujos de Spiderman en camisetas, en gorras... y él no ganaba un centavo por ello, ya que el personaje pertenece a Marvel. No estaba mal pagado (se estima que ganó más de seis mil euros por cada página de Spider-man), pero desde luego los beneficios de la editorial fueron mayores. El detonante final fue una viñeta que tuvo que cambiar, ya que a los editores no les pareció adecuado que se viera explícitamente cómo le clavaban a Juggernaut una espada en el ojo.

Mcfarlane pensó que si los dos abandonaban Marvel sería algo realmente impactante. Al fin y al cabo, el primer número de Spider-man había vendido dos millones y medio de ejemplares y el de X-Force, cuatro millones, así que en aquellos momentos, McFarlane y Liefeld eran los autores estrella de la editorial. Había otros que tenían más talento, pero nadie les ganaba en popularidad... excepto Jim Lee. Con gran visión para los negocios, McFarlane sabía que debía fichar a Lee si quería provocar un verdadero terremoto en la industria. El "chico de oro" era el dibujante de X-Men, de la que se habían vendido más de ocho de millones de ejemplares del primer número. Realmente, Lee no tenía grandes problemas por el trato concedido por Marvel hasta el momento, e incluso estaba en una posición privilegiada en la franquicia mutante: dibujaba X-Men, escribía los argumentos de esta y de Uncanny X-Men... y su compañero de estudio Portaccio hacía los dibujos de Uncanny. Todo iba bien... hasta que Marvel tuvo un gesto que no gustó a Lee: el dibujante iba a una convención de cómics y la editorial pagaba su billete de avión, pero se negó a pagar el de su esposa. Marvel explotaba sus dibujos en merchandising, había tenido el mejor año fiscal de su historia... y no era capaz de pagar el vuelo de su esposa.

Rob Liefeld, Todd McFarlane y Jim Lee.

En diciembre de 1991 McFarlaneLiefeld Lee se reunieron en las oficinas de Marvel con el presidente Terry Stewart y el editor Tom DeFalco para exponer su posición. No querían un simple aumento de sueldo, sino ser dueños de su trabajo y explotarlo comercialmente. Y eso no podían hacerlo en Marvel. El trío, por cortesía, se lo explicó también a DC Comics, tal vez por si estaba dispuesta a financiar y distribuir sus cómics. DC tenía una política más liberal en lo que se refiere a los derechos de autor, pero recientemente había sufrido el fracaso de Piranha Press, por lo que en estos momentos no contemplaba proyectos de este estilo. Los tres autores se lo explicaron también a otros con los que tenían cierta relación, con el fin de que se unieran a ellos. Las verdaderas estrellas eran ellos, pero cuantos más fueran el impacto sería mayor. Así que captaron a Erik Larsen (Spider-man), Marc Silvestri, Whilce Portaccio y Jim Valentino (Guardians of the Galaxy). Se dieron anécdotas como que Silvestri se enteró casi de casualidad o que Portaccio lo hizo al volver de un viaje a Filipinas. Valentino, que no era ni mucho menos uno de los fan-favourites, se vio como el patito feo del grupo. En su momento hubo ciertas dudas sobre quiénes eran realmente los fundadores de Image, ya que se nombraron muchos autores, como Chris Claremont o Dale Keown, pero finalmente los fundadores de Image fueron aquellos siete, con el caso especial de Portaccio, quien estuvo ausente casi dos años.

1992. Los inicios de Image fueron difíciles y se requirió de Malibu Comics, la cual proporcionó ayuda en aspectos técnicos como la producción o la distribución. Desde el principio, la idea era que Image iba a ser la marca paraguas de varias empresas independientes, cada una de las cuales pertenecería a uno de los miembros fundadores. Pero si crear Image ya había sido complicado, aún lo era más fundar sus propias empresas... todo esto, mientras hacían cómics, además de conceder decenas de entrevistas. Así es que tardaron algún tiempo en formalizar las cosas y, hasta entonces, se consideraría que Homage era una de las partes integrantes de Image.

En los inicios de Image salieron varias colecciones realizadas por este estudio: WildC.A.T.S (agosto de 1992), Cyberforce (octubre de 1992)... En teoría, esta editorial simulaba la idea de universo compartido de Marvel y DC, pero dado que cada autor era dueño de sus series, en la práctica no había una obligación. Hubo unos elementos que intentaron cohesionar este "universo Image", como los periodistas que salían cada dos por tres o el villano Over-Kill (propiedad de todos los fundadores de la editorial), pero también incoherencias, como que en los cómics de Liefeld el Gobierno estadounidense tenía unos proyectos (Youngblood) y en los de Lee, otros (Operaciones Internacionales). Con el paso del tiempo se haría evidente que lo más factible sería que cada autor o grupo de autores desarrollara sus historias de forma independiente.

Debido a la relación personal y laboral que había entre los miembros de Homage, las series de este estudio tenían una estrecha relación y tenían lugar en un mundo compartido. De hecho, muy pronto hubo un cruce (Killer Instict) que señaló la relación entre los personajes de Lee (WildC.A.T.S) y Silvestri (Cyberforce). Sin embargo, en lo que se refiere a la propiedad de las series, cada una pertenecía a su respectivo creador. Así es que Lee los registró a nombre de Aegis Entertainment, mientras que Silvestri lo hizo con Tow Cow. Al principio, todos aquellos títulos salían de Homage y se consideraba que había un "universo Homage", pero a medida que se crearon empresas y estudios propios, Homage se quedó en una simple anécdota.

Con Portaccio las cosas fueron diferentes. Debido a problemas personales (su hermana estaba gravemente enferma) Wetworks no aparecería hasta 1994, pese a que había debutado en una historia de complemento en WildC.A.T.S. y que había sido anunciada en varias ocasiones, hasta con guiones de Claremont. En espíritu, Portaccio era fundador de Image, pero oficialmente no era propietario de la empresa, ni siquiera de Wetworks, que también se registró a nombre de Aegis. Si apenas podía atender sus compromisos como dibujante, aun más difícil lo tenía para crear empresas. En definitiva, su trabajo se desarrollaría en la naciente empresa de Lee.

McFarlane optó por centrarse en una sola serie: Spawn. Sabía que si un lector se acercaba a la colección era por sus dibujos, no por un personaje desconocido o por un artista novel. Él era el reclamo de la serie, así que se dedicó a lo que consideraba que debía hacer: a editar, escribir, dibujar y entintar... así que Spawn salía si no mensualmente, al menos con bastante regularidad y, sin duda, con más que el resto de títulos de Image. Tal vez por esto McFarlane se hizo rápidamente un hueco en el mercado y durante años fue una de las series más vendidas en el mercado estadounidense. En cambio, con Lee, Silvestri o Liefeld las cosas fueron distintas.

De Youngblood, que fue la primera serie en aparecer, de su primer número se vendieron más de 300.000 ejemplares. Y Spawn WildC.A.T.S. mejoraron estos números. A Lee, como a sus compañeros, el éxito le llegó demasiado pronto. Siendo su propio jefe y con los bolsillos llenos, no tenía realmente la necesidad de hacer un comic todos los meses. Porque aunque las ventas de los primeros números de Image no alcanzaron las cifras de sus trabajos en Marvel, a cambio el margen de beneficios era mayor. Así es que WildC.A.T.S, que al principio estaba planteada como una serie limitada de cuatro números, tardó ocho meses en finalizar... y cuando continuó con un quinto, lo hizo en 1993, después de la friolera de siete meses.

viernes, abril 27, 2018

Mis compras en abril de 2018

Mis compras en abril de 2018.

Tiendas online

  • 100 balas nº 6
  • Detective Comics nº 4-5
  • Faith nº 2 
  • Generation Zero nº 2 
  • Harbinger Renegade nº 2 
  • Invencible nº 11
  • Justicia nº 1-2
  • Riesgo Suicida nº 3 
  • X-O Manowar nº 3

Tienda de Terra Còmic.

Segunda mano

  • Darth Vader nº 1
Wallapop.

viernes, abril 20, 2018

Errores de continuidad (1)

En esta nueva serie de entradas recopilaré errores de continuidad que detecto en los cómics de DC. La verdad, casi que podía hacer un blog solo sobre esto. Porque, tradicionalmente, DC no ha tenido en gran consideración la continuidad, de ahí los muchos fallos de coordinación entre las series, de errores de coherencia dentro de una misma colección... A ello contribuye que antiguamente las historias se ubicaban en múltiples tierras paralelas, que todo se reinició por una crisis, que... vaya, que seguir y entender la continuidad, o continuidades, de DC es una ardua tarea. Pero aquí intentaré reflexionar sobre ello.

En esta primera entrada hablaré de...

Nightwing: Año uno
Nightwing nº 101-106 (2005)

La Fortaleza de la Soledad

En el segundo episodio Nightwing se reúne con Superman en la Fortaleza de la Soledad... pero este lugar aún no puede existir. Me explico. Esta historia es una revisión de la conversión de Dick Grayson en Nightwing. Originalmente, esto pasó en la historia El contrato de Judas, que se publicó en los cómics de los Nuevos Titanes de 1984. Si repasamos un comic de Superman de ese año podemos encontrar la Fortaleza, pero insisto en que esto es una revisión desde el punto de vista post-Crisis. Porque en 1987 se renovó la continuidad del Universo DC y uno de los personajes más afectados fue Superman, tanto que todos los cómics previos a ese año fueron suprimidos en favor de la nueva versión de John Byrne. Este autor omitió el concepto de la Fortaleza, el cual, sin embargo, fue recuperado en 1990 por otros artistas.

Entre 1987 y 1990 Superman participó en varios eventos del Universo DC, como Legends (1987)... donde se puede ver que Jason Todd es Robin, en sustitución de Dick Grayson, que ya es Nightwing. Por tanto, si ponemos en orden estos hechos nos encontramos con que, primero, Dick se convierte en Nightwing; segundo, Superman y Robin participan en el evento; y tercero, aparece la Fortaleza de la Soledad. Así pues, es imposible que Dick, cuando aún no es Nightwing, se reúna con Superman en la Fortaleza, ya que estos hechos se ubican en los cómics de 1984, mientras que la Fortaleza llega en los cómics de 1990.

Dick Grayson en la Fortaleza de la Soledad. 
Es un error evidente de continuidad. Es más, podríamos pensar que como esta historia se publicó en 2005 y solo un año antes Superman había sufrido un, digamos, soft-reboot, como influencia de la televisiva Smallville, podría haber cambiado "algo"... pero no. Si nos fijamos en el dibujo, las estatuas dedicadas a Jor-El y Lara y el aspecto de la Fortaleza vienen de los diseños de Byrne.

miércoles, abril 04, 2018

Malas decisiones (1)

Hay decisiones de ECC que me gustan y que comparto, pero hay otras que me parecen realmente malas y que no entiendo. Esto me pasa, sobre todo, con las recopilaciones que hacen. Voy a ejemplificarlo.

Aquaman nº 5 (ECC).
Hace unos años hubo un cruce entre Aquaman y Justice League titulado El trono de Atlantis, el cual coincidió con el paso del dibujante Ivan Reis de una serie a la otra. ECC, con buen ojo, decidió publicar esta historia en la colección cuatrimestral del Rey de los Siete Mares. Me pareció una buena elección porque, como el propio título da a entender, es una aventura de Aquaman. Así que en esta colección editaron con normalidad los episodios de Aquaman y cuando llegó el momento, también los tres números correspondientes a Justice League.

Sin embargo, los lectores de la Liga se podían sentir molestos, ya que si querían leer esta historia y tener así esos tres números, debían comprar dos tomos de Aquaman que incluían material que no formaba parte de la trama, como el número 0 o una historia autoconclusiva protagonizada por Mera. ECC solucionó el problema, de nuevo con bastante acierto: publicaron un tomo en tapa blanda titulado Liga de la Justicia: El trono de Atlantis, donde editaron la historia completa y sin material ajeno.

El verdadero problema llegó con las reediciones tapa dura. De Aquaman sacaron La fosa (números 1 al 6) y Los Otros (7 al 13), así que el siguiente debería haber sido El trono de Atlantis, con los números 0, 14, 15, 16 y los tres de Justice League. Y el cuarto sería La muerte de un rey, con los números 17 al 25, dando por finalizada esta etapa. Parece sencillo, ¿verdad? Es seguir el orden numérico, el orden en que se publicaron las cosas... es repetir lo que hicieron en los tomos cuatrimestrales.

ECC lanzó un tomo titulado así, El trono de Atlantis... pero como parte de la colección en la que reeditaba la Liga. Entonces, el número 0, que no forma parte de la historia, lo omitieron. Y el 14, que es el prólogo, también se lo saltaron. Es raro, porque en el tomo en tapa blanda sí lo habían incluido. ¿Por qué en una edición sí y en la otra no? Así que cuando siguieron con la reedición del atlante en el libro La muerte de un rey, metieron el 0 y el 14 y de ahí pasaron al 17 en adelante. Así pues, si el lector quiere tener bien ordenada su colección en tapa dura de Aquaman, debe incrustar El trono de Atlantis en La muerte de un rey... solo que es físicamente imposible.

Que estés leyendo La muerte de un rey, que el número 14 es el prólogo a la siguiente historia... y que te encuentres con que te tienes que comprar un tomo fuera de la colección para leerla. Luego, volver y retomar la lectura de este libro. Personalmente, no me veo afectado porque tengo la colección de Aquaman en tomos cuatrimestrales y viendo todo esto, no la cambiaré. Esto no quita que me parece una decisión malísima. No entiendo cómo pudieron pensar que era una buena idea.