Estos últimos años hemos visto la adaptación de Green Arrow a la pequeña pantalla en dos ocasiones: primero como secundario en Smallville, y después en su propio serie, Arrow. Sin embargo, la versión en celuloide distaba mucho de lo que se podía encontrar en los cómics. Sí, permanecía el origen de joven millonario perdido en una isla que consigue sobrevivir y volver a la civilización, pero se perdía todo rastro de la personalidad tan marcada que tiene en los cómics: progresista, socialista... Incluso se perdía el socarrón sentido del humor. Si acaso, se respetaba el hecho de que es un mujeriego y poco más. En cualquier caso, en DC Comics pensaron que había que homogeneizar los productos primando, como suele pasar en estos casos, la visión televisiva, así es que cuando en septiembre de 2011 relanzaron los cómics de Green Arrow desde cero, suprimieron todos esos elementos tan característicos desde hace décadas. Se eliminaron también otros "lastres" para el público joven, como la edad (de ser un cuarentón, ahora es un veinteañero) o el matrimonio (estaba casado con Canario Negro). Así pues, el nuevo Green Arrow es un chico joven, deshinhibido, sin compromisos sociales ni maritales... DC Comics ya tenía en las viñetas el mismo personaje que en la televisión. El problema es que no sabían qué hacer con él.
La serie comenzó con J. T. Krul, en quien la editorial debía confiar bastante, pues ya escribía las aventuras del Arquero Esmeralda en la serie anterior. A los dibujos estaban Dan Jurgens con entintado de George Pérez, un equipo creativo que hemos visto en otras ocasiones (Teen Titans) y que puede ser del gusto de los lectores veteranos. A la vista de esto, sorprende que para renovar a Green Arrow se recurre a autores vinculados con etapas anteriores y a veteranos que, se quiera o no, no pueden aportar un punto de vista actual y moderno. Y eso, se supone, es lo que se buscaba con esto del Nuevo Universo DC. Así pues, Green Arrow comienza mal porque se eligen mal a los autores. Si la serie anterior no era especialmente interesante, no se puede echar mano del mismo guionista porque, entonces, se da a entender que es más de lo mismo. Tampoco tiene sentido renovar el vestuario del arquero con un diseño noventero de Jim Lee y luego que lo dibujen dos artistas de corte clásico como Jurgens y Pérez. Si DC Comics quería que su Green Arrow aparentase ser un personaje nuevo y moderno, lo primero es romper con el material anterior y recurrir a autores con un estilo actual.
En cualquier caso, en esta nueva versión de Green Arrow nos encontramos con que Oliver Queen es un joven que ha heredado Industria Queen, una empresa líder en energía, transporte... Hay una división, Q-Core, que está dirigida personalmente por él y que utiliza para desarrollar la tecnología que después usa como Green Arrow (la armadura, las flechas trucadas, las gafas especiales, etc.), más concretamente por Jax. Además, el arquero también es ayudado por Naomi, quien le da soporte en su lucha contra el crimen al informarle constantemente de todo tipo lo necesario -algo así como Oráculo en la continuidad anterior. A todo esto se añade otro personaje, Emerson, que es quien controla Industrias Queen y se muestra descontento por la dirección que se está llevando de Q-Core, por lo que constantemente tiene encontronazos con Oliver.
Como es habitual en los cómics del Nuevo Universo DC, la serie se muestra estrechamente relacionada con el resto de títulos y se pueden encontrar referencias como que aparecen las cámaras Holtpro (tecnología de Mr. Terrific). De hecho, este elemento es básico en la primera aventura, que transcurre entre los tres primeros números de la serie, donde el villano Rush lo utiliza para grabar el enfrentamiento con el Arquero Esmeralda. Al término de esta historia, se introduce a Blood Rose, quien vuelve a en el cuarto número. Mientras tanto, en el número tres se ausenta el portadista (Dave Wilkins) y George Pérez deja el entintado con solo unas pocas páginas hechas. Estos son los primeros de muchos cambios que va a sufrir la colección: primero, en el número 4, J. T. Krul es retirado permanentemente y, por lo pronto, le sustituye Keith Giffen, a quien le toca lidiar con la trama abierta de Blood Rose; y segundo, en el número 5, y pese a lo que dice la portada, Pérez no participa en nada. Ese episodio también es el último que dibuja Dan Jurgens. Cabe señalar que durante esta época se destapan las discrepancias en torno a la forma de trabajar que está llevando a cabo DC Comics, a destacar las declaraciones de un Pérez cansado de los continuos cambios a los que se le somete en Superman. Es de suponer que tampoco debía sentir gran pasión por su trabajo en Green Arrow.
A sabiendas de que el relanzamiento de Green Arrow no está saliendo como se esperaba, los editores deciden hacer cambios. En estos momentos, DC Comics está dirigida por Bob Harras y parece que poco a poco va dándole una oportunidad a viejos amigos, entre ellos Ann Nocentti. Esta guionista tiene la merecida fama de estar interesada en tratar temas sociales, y dado que tradicionalmente Green Arrow ha tratado sobre eso, parece una buena elección. Los lectores que recuerdan con cariño sus cómics de Daredevil reciben con agrado a Nocentti, pero con el paso de los números se pierde la ilusión por esta nueva etapa. A esto contribuye el baile de dibujantes: Harvey Tolibao, Steve Kurth, Freddie Williams II... En DC tampoco están muy acertados y siguen equivocándose a la hora de acreditar a los autores: en el número 0, el guionista es Judd Winick, que vuelve a la serie que escribió durante años para... no se sabe qué. En teoría, los números 0 servían para contar los orígenes de los personajes y/o plantear nuevos argumentos, pero si Winick no va a seguir más allá de este comic, realmente no tiene importancia.
Después de más de un año de publicación, de muchos autores entrando y saliendo de la colección, parece que por fin Green Arrow está consiguiendo cierta estabilidad. A partir del número 17 (febrero de 2013) comienza la etapa de Jeff Lamire y Andrea Sorrentino, quienes le están dando un nuevo enfoque a la serie aun respetando lo visto en los episodios anteriores. La diferencia está en que ya no parece un comic de superhéroes corriente, sino que tiene su propia personalidad, y eso es un fundamental para diferenciarse de las muchísimas series que se publican cada mes. Lo primero que llama la atención son los dibujos de Sorrentino -quien, por cierto, se ocupa de todo: portada, dibujo, entintado, color... En general, viñetas sencillas y varias por fila, algunas superpuestas cuando quiere destacar un punto de la imagen, colores planos y blanco y negro para recalcar escenas... Visualmente, tiene un notable. Por lo que se refiere a Lamire, también se ha notado agradablemente el cambio: el guion tiene una mejor factura en todos los sentidos, desde los diálogos inteligentes a los flashbacks pasando por que el argumento olvida los estrafalarios supervillanos que habíamos padecido hasta ahora. Esto es lo que tenía que haber sido Green Arrow desde el primer número.
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Green Arrow nº 1-16
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