Guion: Grant Morrison
Dibujo: Sean Murphy
Portada: Sean Murphy
Recopila Joe the barbarian nº 1-8
Edición española: Planeta DeAgostini, 2011. 16,95 €.
Hastiado, tal vez, de tantos batmans y crisis finales, Grant Morrison escribió una serie limitada para la línea Vertigo, ejercitando su imaginación con otro tipo de historia. Porque aunque Joe el bárbaro también es un relato de buenos y malos enfrentados y que incluso aparecen personajes y elementos de lo más fantasiosos, no es ni mucho menos un comic de superhéroes.
Aquí, el guionista nos introduce en la convencional vida de Joe, un adolescente que sufre los abusos de sus compañeros del colegio, pero que se caracteriza por que le gusta soñar despierto e idear todo tipo de héroes y villanos... y por que sufre una enfermedad: hipoglucemia. Así es que cuando un día le roban la chocolatina que necesita para mantener alto el nivel de azúcar, al volver a casa comienza a sentirse mal, tanto que padece una alucinación por la que cree estar en otro mundo. La imaginación le juega una mala pasada a Joe, que genera ese lugar en base a lo que ve en su propia casa y en los personajes de ficción que ha creado él mismo o con los que juega en forma de muñecos. La propia vida de Joe se ve representada de alguna forma en ese mundo, la realidad y la ficción se entremezclan y llega un punto en el que ni él mismo tiene claro qué es real y qué no: uno de los abusones se convierte en un gigante, el ratón de Joe se representa en un protector, el agua desbordada de la pila se convierte en un gran río... Mientras su vida está en peligro, Joe vive una aventura repleta de guerreros, hechiceros, monstruos, princesas, reyes... Es su sueño hecho realidad. Por que ¿qué es real y qué no?
Grant Morrison juega al despiste, mientras de fondo introduce una trama argumental que vertebra el relato uniendo el principio y el final. Entre un punto y el otro el escritor introduce unas sutiles pinceladas que definen a Joe y su situación vital. Si bien la historia es bastante accesible, sobre todo para lo que suele ser habitual en un Morrison que tiene a enredar, el guion demuestra mucho talento por parte del escocés. Sin ser ni mucho menos una de sus obras fundamentales, Joe el bárbaro es un comic muy recomendable.
Este comic destaca también por el apabullante trabajo de Sean Murphy, un artista poco conocido -y, seguramente, poco reconocido-, cuyo estilo encaja a la perfección con la historia. El mundo real lo dibuja como un lugar aburrido, de monótonos negros, grises y marrones, mientras que el imaginario es un festival de escenarios imposibles, de colores cambiantes... Sus trazos, aparentemente sucios a primera vista, demuestran un gran dominio sobre las luces y las sombras, el control sobre las perspectivas y la sensación de movimiento que son capaces de transmitir. El uso del puntillismo o de las onomatopeyas complementan el aspecto visual, la otra gran baza a su favor de Joe el bárbaro. Si acaso, solo puedo criticar la costumbre de Murphy de cruzar una viñeta de una página a otra, dándome la incertidumbre de cómo se leen el resto de viñetas: si también debo seguirlas de una página a otra o centrarme en las de una y luego pasar a las de la otra.
En España, Joe el bárbaro fue publicado por Planeta DeAgostini, directamente en tomo de tapa dura. Seguramente, esta edición está agotada, así que solo cabe esperar que algún día ECC reedite esta pequeña pero gran obra de Grant Morrison y Sean Murphy.
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