JLA nº 6 (PdA). |
Dibujo: Ron Garney
Portada: Ron Garney
Edición española: Planeta DeAgostini, octubre de 2006. 9,95 €.
Contiene JLA nº 101-106.
★★ No me ha gustado
El dolor de los dioses, El sufrimiento de los dioses... Si hacemos caso de este tomo publicado por Planeta DeAgostini, encontramos dos traducciones del título original (Pain of the Gods). Desconozco cuál usaría ECC, en el caso de editar también esta historia, pero yo he optado por hablar de El sufrimiento de los dioses porque me parece que señala mejor el tema que trata: ¿qué pasa cuando los superhéroes sufren por no haber podido evitar una catástrofe o la muerte de un inocente?
El guionista Chuck Austen se fija en el sentimiento de hermandad que existe entre los policías o los bomberos, y plantea que los superhéroes hacen lo mismo: ante las adversidades, buscan apoyo moral entre sus semejantes, porque solo aquellos pueden entenderlos. En este sentido, el título está realmente bien elegido, ya que los superhéroes marcarían una distancia con los simples humanos... y ellos serían, digamos, como dioses. Esto da que pensar qué tipo de relación tendrían realmente Superman y Lois Lane, si a la hora de la verdad busca consuelo en Wonder Woman.
Cada uno de los seis episodios que forman esta historia está dedicado a un leaguer en particular, aunque en el fondo todos están conectados y ofrecen un solo relato. En el primero, por ejemplo, podemos ver a Superman sufriendo por la pérdida de un nuevo superhéroe en un incendio, por lo que termina buscando apoyo moral en Green Lantern (John Stewart). La estructura se repite en el resto de capítulos, dejando espacio para conectar con los anteriores. Así es que cuando es Flash quien se lamenta por no haber podido salvar a unos niños, Superman intenta quitarle hierro al asunto... pero en su fuero interno sigue padeciendo por la muerte de aquel superhéroe.
De los seis episodios, tal vez el más interesante es el dedicado al Detective Marciano. Como este personaje apenas ha protagonizado series propias, aún se puede hacer mucho con él. Es una tabla rasa. Generalmente, los guionistas lo han caracterizado con un tono distante, casi melancólico, en consonancia con su origen marciano y la pérdida de su familia y especie. Además, se sabe que, gracias a sus poderes metamórficos, adopta la identidad del detective John Jones y así puede confundirse entre los humanos. La gracia de este comic es que aporta un matiz: se siente fuera de lugar, sí, pero cuando consigue encajar en un sitio tiende a apartarse... precisamente para perpetuar ese sentimiento de soledad y evitar recordar el amor de su familia marciana. Así que, como John Jones, hoy está en un sitio y mañana puede estar en otro.
Por contra, el peor es el último. La historia tiene un final precipitado, como si tocara terminar sí o sí, y todo se resuelve rápidamente. Aparece Batman demostrando su talento como detective, casi dejando como tontos a sus compañeros (el mismo Superman dice "¿qué más averiguaste mientras los demás estábamos haciendo el idiota?"). Si tengo que decir algo bueno de este episodio, es que la página final incide en ese sentimiento de camaradería entre los leaguers... pero que no existe para con Batman. Me gusta porque con una sola viñeta es capaz de definir al Hombre Murciélago.
La pena de este comic es que hay momentos en que me saca de la lectura. No me gusta la forma en que Austen caracteriza a los personajes. De hecho, ya me pasó con su etapa en Action Comics. No me suena bien que Superman diga "la pifié, tío" o que Batman suelte un "venga, venga". Son personajes que suelen estar presentados con una forma de hablar muy sobria, y esas frases encajarían mejor en otros, como Wally West o Kyle Rayner, pero no en ellos. Entre esto y que el final me deja con una sensación de "bueno, pues muy bien, pues adiós"... no me ha gustado. Le reconozco las ganas por hacer algo diferente, que está muy bien, pero en ningún momento he disfrutado de la lectura.
LA EDICIÓN ESPAÑOLA
Esta historia se publicó en el número 6 de JLA. Era una colección de tomos (de color azul, para más señas), bastante económicos (en este caso, solo 9,95 euros)... Las portadas tienen un diseño bastante particular, ya que tapa buena parte del dibujo original. Si al menos en el interior se reprodujera la portada libre de rótulos, vale, pero en este tomo no es así. Es más, tampoco aparece la portada de JLA nº 106... y la excusa de la falta de páginas es inaceptable, ya que sobran un par que se quedan en negro.
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